Miedo a la verdad

Roberto Ruiz Díaz

roberto_ruiz_diaz@yahoo.es

Desde un principio, cuando, en forma inconsulta con la ciudadanía, se instauró el sistema de primarias dentro de los partidos, se pudo observar en el horizonte que las mismas, por la falta de madurez de muchos candidatos, traerían roces y posiciones contrarias, al punto que pueden llegar a afectar la intimidad de los participantes. Pero son reglas del juego aprobadas y hay que jugar con las mismas, hasta que se logren reglamentar sin apasionamientos ni mirando a quién se favorece o se perjudica.

Con lo anterior damos nuestra posición sobre las primarias, pero dentro del panorama político, adelantado, que tenemos en Panamá hay que destacar que se ha dado un gasto exagerado de recursos para vender imágenes de candidatos, mas no así de propuestas y esto va específicamente en el nivel presidencial, pues los otros cargos muy poco pueden proponer si no cuentan con el aval del gobernante de turno, en este país netamente presidencialista, en donde todos le temen al mandamás.

Si hablamos de campañas, vemos algunos candidatos a los cuales su epidermis le resulta demasiado sensible cuando le recuerdan su pasado. No es cuestión de parcializarme con nadie, sino el hecho de que cada quien es dueño de sus actos, buenos, malos presente o pasados. Nadie se puede divorciar de sus malos actos, o errores del pasado y querer que solo se recuerde lo bueno que han sido, pues la vida no es así. A veces terminamos pagando por el plato roto que rompimos cuando éramos adolescentes. Así es la política.

Veo el tema de campañas sucias, por la cual se ha quejado Balbina Herrera, por medio del que algunos no se atreven a nombrar, yo sí lo hago, Hugo Torrijos Richa, quien según ella no era su jefe de campaña, pero ahora resulta que sí lo es para acudir a la Fiscalía Electoral. Él mismo utiliza argumentos similares a su mal recordado precedente, de que no se le puede mencionar, siendo figura pública. Lo cierto es que Balbina trata de tejer una mala hipótesis de que hay una campaña sucia, cuando lo que se está haciendo es simplemente recordar sus propios actos y sus propias palabras.

El problema de Balbina es y será siempre que cuando dice algo al poco tiempo ya se retracta o no lo quiere aceptar, así aparece en las cuñas de televisión, igual con el caso de su jefe de campaña, que es y no es, así mismo sucedió cuando como ministra dijo que el parque de Punta Pacifica sería público y al final no hizo lo que decía, por otro lado recuerdo los 40 días que se tomaría para pensar y solo duraron pocas horas. Ojo, esto es lo reciente, no me quiero ir a sus tiempos de glorias en la dictadura militar, pues allí es cuando se le ponen los cabellos de punta y “perdona, pero discúlpame negro”, allí es cuando revienta y sale la verdadera Chola a relucir.

La campaña sucia no se da cuando lo que se dice es la verdad, si estuviéramos metiéndonos en la vida íntima de la persona, eso es otra cosa y en ese escenario hasta yo defendería a Balbina, pues la intimidad y la familia se respetan, no forman parte del rejuego político. Pero ¿ por qué miedo a la verdad Balbina?, si tú crees que estás ganando no se le hace caso al enemigo, se le ignora, no pierdas el librito que tanto usas para ser candidata. Que te molesta ni modo, tú misma dijiste a los cuatro vientos que Navarro era tu candidato y endosastes tu apoyo a su campaña, tal como él hizo para que tú fueras presidenta del PRD.

Para los otros candidatos, todo acto público o privado, que no involucre la intimidad de las personas, la de su familia o su honra y decoro, va a ser sometido al escrutinio ciudadano, las campañas sucias, cuando lo que se refleja es la verdad de un hecho público y notorio, no puede ser considerada como tal. Pero si somos ejemplares, caballerosos y dignos, debemos ganar con propuestas serias, ciertas y creíbles, que son las que ningún candidato ha podido esbozar plenamente, para convencer al electorado, que solo ve una competencia de egos, malditos egos, que no soportan el mínimo escrutinio de sus pocas o escasas propuestas. Así veo las cosas y así las cuento.-El autor es abogado.